En cuanto vi su nombre, todas las letras danzando en aquella lista, no supe si porque era su nombre o por los pinches colorcitos que control escolar siempre utilizaba para las hojas de los horarios (rosita, amarillito, azulido y todos esos).
Miré al cielo con ironía, "graciaaaaaas", pensé, mi plan de "olvidarlo" obviamente se vino abajo.
Corrí a anunciarle a mi mejor amigo lo que pasaba, entre risas y bromas me dijo "¿y tienes cara para verlo?", haciendo referencia al súper mega plan fallido que llevé a cabo con Silvia. Ese primer lunes pereció rápido, mi estómago estaba upside down pensando que el martes lo iba a volver a ver. Sin embargo, y porque estaba (o estoy) bien mensa, lo quería volver a ver.
Llegué al aula y entré a discresión, él ya estaba, tan blanco como de costumbre, me vio entrar y de inmediato me llamó, yo pensé "esto ya mamó", me acerqué y me sonrió... sabrán que esa sonrisa me desarmaba. Me cuestionó sobre el plan maestro y fallido, le argumenté cualquier tontería y luego un compañero que no tenía vela en el entierro me salvó al acercarse y preguntarle algo a Jota, aproveché para alejarme y que el interogatorio no continuara.
No recuerdo si fue en este periodo o antes, pero el idiota de Ferenc me convenció de hacer algo muy estúpido, jajaja. Llegué a mi casa ebria y me conecté a MSN, estaba él conectado (Ferenc, no Jota), le dije que estaba ebria y perdidamente enamorada de un sujeto, me dijo que... le mandara un mail, lo peor es que ¡acepté!, creamos una cuenta de gmail, escribí el texto y él se encargó de enviarlo, en mi estado no consideré las concecuencias, el día siguiente fue domingo, y entre la cruda y pensar en el "¿lo habrá leído?" fue uno de los peores domingos de mi vida.
Llegó el día en que lo vería, estaba yo peor que nunca, culpable, avergonzada, no sabía qué pensar. Sin embargo el no mostró ningún signo de haberlo leido, no se comportó diferente conmigo, no me dijo nada, es más, ni cruzamos palabras ese día. Más tranquila seguí mi vida con normalidad.
Llegó diciembre y pronto saldría de vacaciones, entre mis breves pláticas que tenía con él, me enteré que esas vacaciones se iría al viejo mundo.
Después de darle vueltas al asunto me decidí a regalarle algo para Navidad, el problema es que no quería que fuera cualquier regalo, como consecuencia eso me hizo recapacitar que era estudihambre y no tenía un peso en la bolsa. Miré mis pocas posesiones y lo único más o menos valioso era el iPod.
Lo vendí.
Sí, así como lo leen, ¡vendí mi primer iPod por ese wey!, le compré una bufanda careeeesema, Christian Dior.
Decidí entregársela estado solos, es decir, si alguién más me veía dándole el regalo, ya fueran alumnos o maestros, podía comenzar un montón de rumores idiotas. Pero no era como si tuviera mucho tiempo a solas con él, el lugar era en el estacionamiento de la escuela.
Yo siempre fui muy gandalla y me estacionaba en el lugar correspondiente a los maestros, jaja, entonces sería fácil interceptarlo. Así fue, ya era de noche, yo esperé en mi auto escuchando el radio, se escuchaban voces lejanas de "feliz navidad", faltaban como 2 o 3 días para dicha fecha pero era el último día de clases antes de salir de vacaciones.
Finalmente, toda temblorosa y nerviosa, me bajé del auto con el paquete en las manos y lo vi venir. Se despidió de mi y lo llamé, no por su nombre, jamás lo llamé por su nombre. Se giró y no recuerdo que dije, seguramente un montón de incoherencias y le di el regalo.
Se veía agradecido, no voy a decir que no, sonrió, abrió el regalo y me dijo que "lo usaría en su viaje", yo me quedé ahí como tonta, y entonces me vio y me dijo, siempre amable, "¿no me vas a dar un abrazo?"
Ujujuju, lo abracé y creo que morí en ese instante. Duró... ¿qué?, 3 segundos, pero unos 3 segundos maravillosos.
Y se fue y yo me fui. Regresaría al siguiente año practicamente a recibir calificaciones nada más, si lo veía iba a ser un milagro, pero el regalo navideño me parecía un buen cierre para la historia. Nuevamente estaba equivocada, la historia todavía tenía mucho por delante.
...continuará.
Miré al cielo con ironía, "graciaaaaaas", pensé, mi plan de "olvidarlo" obviamente se vino abajo.
Corrí a anunciarle a mi mejor amigo lo que pasaba, entre risas y bromas me dijo "¿y tienes cara para verlo?", haciendo referencia al súper mega plan fallido que llevé a cabo con Silvia. Ese primer lunes pereció rápido, mi estómago estaba upside down pensando que el martes lo iba a volver a ver. Sin embargo, y porque estaba (o estoy) bien mensa, lo quería volver a ver.
Llegué al aula y entré a discresión, él ya estaba, tan blanco como de costumbre, me vio entrar y de inmediato me llamó, yo pensé "esto ya mamó", me acerqué y me sonrió... sabrán que esa sonrisa me desarmaba. Me cuestionó sobre el plan maestro y fallido, le argumenté cualquier tontería y luego un compañero que no tenía vela en el entierro me salvó al acercarse y preguntarle algo a Jota, aproveché para alejarme y que el interogatorio no continuara.
No recuerdo si fue en este periodo o antes, pero el idiota de Ferenc me convenció de hacer algo muy estúpido, jajaja. Llegué a mi casa ebria y me conecté a MSN, estaba él conectado (Ferenc, no Jota), le dije que estaba ebria y perdidamente enamorada de un sujeto, me dijo que... le mandara un mail, lo peor es que ¡acepté!, creamos una cuenta de gmail, escribí el texto y él se encargó de enviarlo, en mi estado no consideré las concecuencias, el día siguiente fue domingo, y entre la cruda y pensar en el "¿lo habrá leído?" fue uno de los peores domingos de mi vida.
Llegó el día en que lo vería, estaba yo peor que nunca, culpable, avergonzada, no sabía qué pensar. Sin embargo el no mostró ningún signo de haberlo leido, no se comportó diferente conmigo, no me dijo nada, es más, ni cruzamos palabras ese día. Más tranquila seguí mi vida con normalidad.
Llegó diciembre y pronto saldría de vacaciones, entre mis breves pláticas que tenía con él, me enteré que esas vacaciones se iría al viejo mundo.
Después de darle vueltas al asunto me decidí a regalarle algo para Navidad, el problema es que no quería que fuera cualquier regalo, como consecuencia eso me hizo recapacitar que era estudihambre y no tenía un peso en la bolsa. Miré mis pocas posesiones y lo único más o menos valioso era el iPod.
Lo vendí.
Sí, así como lo leen, ¡vendí mi primer iPod por ese wey!, le compré una bufanda careeeesema, Christian Dior.
Decidí entregársela estado solos, es decir, si alguién más me veía dándole el regalo, ya fueran alumnos o maestros, podía comenzar un montón de rumores idiotas. Pero no era como si tuviera mucho tiempo a solas con él, el lugar era en el estacionamiento de la escuela.
Yo siempre fui muy gandalla y me estacionaba en el lugar correspondiente a los maestros, jaja, entonces sería fácil interceptarlo. Así fue, ya era de noche, yo esperé en mi auto escuchando el radio, se escuchaban voces lejanas de "feliz navidad", faltaban como 2 o 3 días para dicha fecha pero era el último día de clases antes de salir de vacaciones.
Finalmente, toda temblorosa y nerviosa, me bajé del auto con el paquete en las manos y lo vi venir. Se despidió de mi y lo llamé, no por su nombre, jamás lo llamé por su nombre. Se giró y no recuerdo que dije, seguramente un montón de incoherencias y le di el regalo.
Se veía agradecido, no voy a decir que no, sonrió, abrió el regalo y me dijo que "lo usaría en su viaje", yo me quedé ahí como tonta, y entonces me vio y me dijo, siempre amable, "¿no me vas a dar un abrazo?"
Ujujuju, lo abracé y creo que morí en ese instante. Duró... ¿qué?, 3 segundos, pero unos 3 segundos maravillosos.
Y se fue y yo me fui. Regresaría al siguiente año practicamente a recibir calificaciones nada más, si lo veía iba a ser un milagro, pero el regalo navideño me parecía un buen cierre para la historia. Nuevamente estaba equivocada, la historia todavía tenía mucho por delante.
...continuará.