"mi historia", pt. 1

jueves, 30 de julio de 2009 en 9:25
Estuve pensando seriamente sobre esta entry en el blog, ¿será momento ya?, ¿ese wey seguirá esperando un resbalón de mi parte para demandarme?, jajaja, lo creo capaz, pero hoy venía en el camión (porque sigo andando en camión) y me dije a mi misma: "mi misma, mientras no digas nombres no hay pedo, toda su bronca fue porque dijiste su nombre", y pues sí.

Así que desde ahora, ese wey va a ser nombrado: Jota.

Además creo que ya sané como para ya contar "mi historia" sin pedos.

Todo comenzó... no me acuerdo cuando, en la facultad, un primer día de clases, creo que comenzaba mi sexto semestre, yo para ese entonces ya sentía que Diseño Gráfico no era lo mío y los maestros no hacían más fácil mi problema existencial al ser unos hijos de la chingada.

Pues bien, yo era infeliz en una carrera que cada día me parecía más ajena, no tenía muchos amigos (sigo sin tenerlos), y la vida apestaba pero pues ahí andaba, haciéndole burla a los profesores, medio encontrándole el gusto a la carrera en clases como Semiología, Semiótica y Hermenéutica y complaciendo a mi mamá cuyo sueño era verme con una carrera terminada y se lo cumplí.

Entonces aquel día me senté hasta atrás como siempre, me puse a escribir en un cuadernito como siempre e ignoré a quien quiera que estuviera al frente... como siempre.

Entonces entro Jota, un tipo totalmente equis, diciendo que iba en sustitución de otra profesora y que nos impartiría X clase.

Lo miré y no llamó mucho mi atención, aunque lo voy a decir siempre, su tono de piel es el perfecto: blanco como papel.

Y ya, el semestre avanzó sin muchos acontecimientos memorables. Yo era una autómata del diseño, y blah blah blah.

Entonces comenzamos nuestros proyectos en aquella clase X y pues yo asesoraba con Jota y bromeabamos y platicábamos y jajaja, jijiji y jojojo. Pero un día, cuando le presenté algunos bocetos sobre mi proyecto agarra y me dice, con aquella voz de acento fresa que seguramente aún conserva: "vas a ser una gran diseñadora", yo al principio me reí, sabía que era mentira (la prueba está que no trabajo de eso, jajaja), pero luego reflexioné en que... ¡era el primer profesor que me decía eso!, me cayó bien por ese hecho, aunque fuera mentira, fue el primero en darme ánimos y no encontrar chorromil defectos en un trabajo que pasé horas o días haciendo.

Entonces como que se convirtió en mi maestro favorito... del semestre al menos.

Todo siguió en calma.

Los días que no tenía clase con él, descubrí que a la hora que yo tomaba Ilustración, él subía a dar otro par de clases, así que tomaba un break a esa hora sólo para verlo pasar y saludarlo. Después de unos días sentía la imperiosa necesidad de verlo.

Y fue cuendo dije: oh-OH, algo está pasando aquí.

Ok, me empecé a hacer la idea, no iba a ser la primera ni la última loser a la que le gusta un profesor. Era platónico, siempre fue platónico anyway, y nada grave iba a pasar (oh, qué equivocada estaba)

Un día, platicando con unos compañeros, como quien comenta el clima, se me salió decir aquella confesión "me gusta el profesor", ¿qué?, no iba a pasar nada, yo me seguía haciendo a esa idea, porque era lo lógico, el cause natural de las cosas, ¿cierto?, iba a acabar el semestre, iba a dejar de verlo y con el tiempo me iba a reír de lo tonta que fui al fijarme en él.

Sin embargo había muchos factores que hacían que este crush on him no fuera normal. Para empezar lo extraña que soy, la gente me llegó a ver como extremadamente fría, manchada, ojete, sin sentimientos, mi propia mamá me lo decía, yo misma lo creía; entonces que de pronto que un wey me moviera el tapete era totalmente nuevo para mí, ningún sujeto antes lo había conseguido. Luego estaba el hecho que... pues él no era "normal" (tampoco anormal), no era convencional, no tenía los gustos que la mayoría tenía... Jota es joto, pues, para acabar pronto, jaja.

Sin embargo como nunca antes había sentido algo similar, dejé que todo se saliera de control. Realmente me enamoré de él, o de la imagen que creé en mi cabeza, como sea, era el dueño de mis pensamientos (¿así o más cursi?), pero yo sabía que nada podía suceder. Ya valía pito que fuera mayor y que fuera mi profesor, ¿cómo se compite contra la naturaleza?, a-ese-wey-no-le-gustan-las-mujeres-punto.

Fue en esa época que mi alcoholismo se acentúo, o nació, mejor dicho, de verdad que temía por mi salud. Bueno, el chiste era que la rutina iba más o menos así: me ponía hasta las chanclas, luego entonces, me ponía a llorar por él. Jajaja, patético as fuck.

En medio de mis estupores etílicos y de mi realidad ya muy desastrosa para entonces, insistía en que debía decirle lo que sentía. Era tanta mi idealización de él que creía que se iba a portar súper buena onda, obvio haciéndome entender que nada podía pasar, tal vez alegando que éramos profesor y alumna o algo así, no necesariamente teniendo que decirme "es que me gusta el tornillo, no la tuerca", jajaja.

De hecho en aquel entonces cayó la famosa fecha 6 de Junio de 2006, o sea: 6-6-6, y entre bromas yo decía que como se iba a acabar el mundo se lo tenía que decir, pero no lo hice.

Era ya demasiado, me hablaba o me miraba y yo me ponía nerviosa y apuesto que roja, se aceleraba mi corazón, me sudaban las manos, me encataba el wey, y pues estaba toda triste porque era lo que le sigue a imposible.

Para ese verano, mi mamá planeó un viaje fuera del país, yo pensé que era la oportunidad perfecta para "olvidarlo", bah.

Llegó el fin de semestre, según yo y mis nervios, se lo iba a decir, ya, me valía madres, tenía que sacarlo de mi sistema y él tenía que saber, no sé para qué, no era como si me fuera a decir "oh, gracias, ahora cállate y bésame con locura", pfff. Pero tenía miedo, mucho, insanamente (ese enamoramiento obsesivo, ese miedo insano, y tantos y tantos factores después terminaron por hundirme)

Ya mis amigos (los pocos que tenía) también creían que era bueno que se lo dijera, estaban hartos de escucharme, cansados de cuidarme estando ebria, y quiero creer que hasta preocupados. Tal vez creían que diciéndoselo todo iba a acabar.

Pues ni se lo dije y ni acabó.

Ese último día de clases, tras entregarme mi calificación (una de las mejores que obtuve en toda la carrera, obviamente me esforzaba doble en su clase), me dio la mano para despedirnos y de todas las cosas estúpidas que pude haber hecho, me negué a recibir el beso en la mejilla que estaba a punto de darme, o sea...

Y me fui a aquel viaje. Sí, iba a descansar de todo, lo iba a olvidar, la vida iba a seguir. Pero como destino malvado, o como obsesión patológica más bien, todo en aquel país me lo recordaba, empezando porque me hospedé a una cuadra del barrio gay de la ciudad, jaja, nah, entre otras cosas, mi iPod (un nano de primera generación cuyo destino está involucrado en esta historia, pero no en esta parte) se empeñaba en sacar en el random "2 Corazones" de Fobia, una canción que describía perfectamente mi situación, también "To be alone with you" de Sufjan Stevens, que ya sé que no es de amor, pero no podía ser más adecuada, esa canción dice "crucé el lago Michigan para estar contigo" y gosh, yo andaba en la zona de los Grandes Lagos.

El viaje no sirvió de nada, no olvidé ni madres, él wey seguía doliendo. Porque dolía, mucho, muchísimo, más de lo que ameritaba. Después entendí que no era sólo él, o su recuerdo, o la imposibilidad, hubo muchos factores que se sumaron en esa época.

Junto con mi amiga Silvia (que hoy mismo sigue estando delicada de salud) armé un plan maestro... que estaba chafísima, para finalmente confesarle todo. A mi regreso lo llevamos acabo, salió todo mal, pero no hubo heridos ni consecuencias graves.

Me hice a la idea que nunca se lo diría, que pronto comenzaría un nuevo semestre en esa carrera que no sólo ya no me gustaba, sino que odiaba, pero no verlo sería la mejor medicina, unas semanas en un país lejano no iban a ser sufcientes, ¡por supuesto!, tenía que pasar más tiempo.

Llegué aquel día a mis primeras clases de séptimo, shalala. Voy a checar mis profesores para ese semestre, y sí, en la lista estaba él...

...continuará.

6 han brindado, salud!

  1. mta, ya me dejaste "picado" (en el sentido de intrigado)

  2. @don_lion Says:

    Mira mira!! en mi diagnóstico con lo poco que la conocía y la conozco, yo habría apostado todas mis canicas a que tu alcoholismo partía de una decepción amorosa con un hombre gay... pero yo le aposté a tu amigo el güerito. Aun así... pretty damn close!! huh?.

    Que buena historia, y que triste!!! es ojetísimo querer y no poder ser correspondido =(

  3. Pues para diseñadora eres buena escritora, esperaré el siguiente post con ansia. Está mejor que el libro que estoy leyendo. Suerte

  4. Coconut Says:

    No-mamar.

  5. Anónimo Says:

    Me sentí en final de temporada

  6. Michael Says:

    Waaaaaa y dónde está la segunda parte?

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