mi sábado en 2 partes, II

martes, 13 de octubre de 2009 en 20:43
Continuamos con la entrada anterior. Como dije, después de ver la maravilla de "Tosca", regresé a Toluca por mi amigo Lalo. Ahí les va una breve semblanza sobre este personaje: es muy serio, le gusta el metal pero el mismo no se define como "metalero", comenzamos nuestra amistad porque descubrimos que aunque por rumbos diferentes, ambos estábamos clavados en la música, encontramos puntos en común en cosas como el doom metal, post-metal, sludge, post-hardcore, crust, drone y cosas por el estilo, a él le comenzó a gustar un poquito música más fresa gracias a mi, y a mi me comenzaron a gustar cosas más pesadas gracias a él, pero ambos mantenemos nuestra línea y eso es lo interesante.

Siempre intercambiabamos música durante la facultad y aún lo hacemos, una de esas veces me pasó varios discos de Covenant.

Quedé enamorada. Era algo diferente a lo que solía escuchar, aún es un caso extrañísimo dentro de mi gusto musical, claro que ahora busco más cosas de ebm, darkwave, futurepop y hasta synth-pop, y me gusta, pero mi comentario siempre es "no es Covenant".

A parte fue una de esas bandas que llegó en el momento justo, ya saben, hay veces que estás en cierta etapa de tu vida y una banda llega para acompañar esa etapa. ¿Cómo explicar que el trío sueco es el soundtrack de mis recorridos nocturnos y solitarios por las calles de Toluca?, ¿cómo contar aquella vez que me sentía horrible tanto de salud como emocionalmente y escribía y escribía mientras Covenant era lo único que sonaba en mi habitación?.

Originalmente esta reseña se iba a titular "La noche que la obscuridad bailó", a parte de cheesy, me parece que eso encasilla la experiencia en solamente una experiencia en la que me mezclé con darketos y demás fauna citadina para ver bandas de industrial, ebm, futurepop y a Covenant. No, esto no será ni una reseña ni se titulará así. Fue la noche en la que comprendí el significado de "Ruido Ritual", el concierto en el que volví a brincar y gritar las canciones, pues ultimamente me había vuelto más pasiva en ese aspecto.

Eskil Simonsson es un vampiro alegre que nos dice que estamos solos, pero que nos regocijamos en nuestra soledad. Y brinca y sonrie, se lanza al público y nos agradece con gesto sincero, con ojos que lo delatan: le gusta el escenario.

Presentaron canciones de su próximo álbum "Modern Ruin" y tocaron algo de su primer y seminal disco "Dreams of a Cryotank", mucho más atascado y menos masticado como lo son sus actuales producciones.

Que había darketos molestos, que parecía concurso de a ver quien podía soportar las botas más altas o quien usaba la falda más corta, ¡desde luego!, pero no importaba, yo estaba viendo a Covenant y de cierto modo les estaba agradeciendo por haber estado ahí cuando necesitaba que alguien me dijera que el tiempo es una bala traicionera, pero que sobreviviría. Aún están ahí, y no me cansan y regresarán (espero) y de nuevo iré para adorarlos y cantar sobre estrellas muertas.

Fue un gran sábado.

1 Responses to mi sábado en 2 partes, II

  1. Coconut Says:

    Ah! Qué hermosa es la música, inspiración para unos, motivación para otros y la vida misma para otros más. Que Yizuz la vendiga.

    Larga vida a los buenos grupos!!!! Gracias a que lo mencionaste me heché un googlazo y escuché las rolas de éste grupo.

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