Mastodon: de menor a mayor

domingo, 30 de agosto de 2009 en 15:46
Martes 25 de Agosto de 2009.
Vive Cuervo Salón.

Me gusta cuando el nombre de una banda o proyecto representa bien la música del mismo. Mastodon es de esas pocas agrupaciones que dieron al clavo al escoger nombre, su música es así, una bestia gigante, feroz, imponente y pesada, que machaca huesos y corre en estampida. Si en disco se logra captar esa sensación monumental y aplastante, en concierto la experiencia es superior.

Un concierto esperado por muchos pero que a pocos días de la fecha marcada se podía oler a fracaso por la escasa venta de boletos. Al final, el recinto, aunque no a su máxima capacidad superó lo que muchos nos esperábamos en cuanto a asistencia, sobre todo tras escuchar y leer sobre la pobre venta de entradas y al notar que los revendedores ofrecían los boletos a casi la mitad de su precio original.

Otra cosa de la que muchos se quejaron fue la pésima elección de telonero. A mi gusto Yokozuna es una buena propuesta nacional, pero poco o nada tiene que ver con Mastodon. En vivo pude escucharles afinaciones stoner y sludge, tal vez para estar más ad hoc, no les ayudó en absoluto la ecualización, pero se plantaron estoicos ante el público que comenzaba a querer correrlos.

La espera no fue larga, poco después aparecía la bestia de Atlanta y abría con la maravilla de “Oblivion”, misma pieza que abre su más reciente producción: “Crack de Skye”. El recorrido fue in crescendo, comenzando con las canciones de su más reciente producción para ir subiendo el nivel de pesadez al ir retrocediendo en su discografía. Sus primeros discos siendo claramente más pesados. Los largos viajes que los acercan y emparentan con el rock progresivo llegaron con “The Czar” y “The Last Baron", highlights de su actual LP.

Vino el obligado encore y luego nos comenzaron a golpear con las joyas de “Blood Mountain” y “Leviathan”. Una de las más esperadas por mí era “The Wolf is Loose”, de ritmos acelerados casi thrash. “Blood and Thunder”, una gran consentida, hizo que el head-banging fuera inevitable.

“March of the Fire Ants”, digna representante de su debut “Remission”, se encargó de cerrar una noche de esplendoroso metal.

Mucho se ha hablado sobre la acústica, que no fue la mejor, pero ninguno de los asistentes se podrá quejar de la perfección de Mastodon como músico, compositores e intérpretes, cuya ejecución es impecable y cuyo show es descarnado y brutal.

llegó un coronel

domingo, 23 de agosto de 2009 en 21:09
Pues ya tiene más de una semana, supongo que he andado toda emocionada y por eso no lo había posteado. A penas semana y media y ya me llevó al DF, a Ixtapan de la Sal y a Querétaro, para eso lo quería de todos modos, un auto que me respondiera chido en carretera.

Todo mundo se fumó los más de 3 meses de ires y venires con este nuevo auto, sobre todo en twitter, pff, lo siento followers míos, creo que como un chilión me dejaron de seguir por eso. Pero ya no me van a tener que aguantar de aquí a un tiempo.

Por situaciones varias, su título ahora no es nobiliario, sino militar.

Y pues ahí está para que lo conozcan.



¿Planes?, pues si por mi fuera le ponía un big-turbo, pero no hay dinero, así que serán cosas pequeñas de audio y estética principalmente, nada llamativo ni escandalozo.

¿Después?, ya merezco un turbo rwd.

"mi historia", epílogo

lunes, 10 de agosto de 2009 en 15:33
Lo prometido es deuda y aquí está, pues bien, esto lo escribí el mismo día que me lo topé después de mucho tiempo...

20-ene-2009

Hoy fui a mi ex-facultad y me topé con Jota.

Sentí muchas cosas, todas disparadas y contradictorias.

Yo creía que estaba lista para plantarme fuerte ante él sin que me hiciera nada, pero no, mis palabras (porque cruzamos un par de palabras superfluas) trastabillearon y mis manos eran un mar de sudor.

Tenía mucho, ahora sí mucho que no lo veía, ya no lo busco ni nada, así que este cruce accidental/incidental era la prueba de fuego. No sé si la pasé.

No caí rendida a sus pies, pero mi primer pensamiento fue: "demonios, qué guapo está", luego me puse a analizarlo... "estás más guapo que nunca, pero te veo igual de cruel, igual de inmaduro y te veo menos hombre"

Comparo este encuentro con la primera vez que lo vi, ese shock casi poético de la primera vez. Se sintió casi como la primera vez. Una reacción de "oh, es guapo", pero hasta ahí, cuando lo conocí no pensé que ese sujeto fuera a tener tanto poder sobre mí, ahora sé que ya no tiene poder sobre mí.

Fue raro, estaba esperando a la coordinadora de mi carrera cuando una profesora muy buena onda esperaba que le abrieran una sala de cómputo, me saludó esa profesora y luego al ver que no podían abrir se llevó a su clase a otro salón... se giró y me dijo: "¿sabes quién es el profesor Jota?"

Yo me quedé en silencio unos segundos, iba a decir que no, pero para qué mentir y dije la verdad, entonces la profa me pidió que si lo veía le dijera que estaban en ese otro salón.

Cuando por fin la coordinadora me atendió, llegó él preguntando por la profa antes mencionada, no me miró, yo tampoco y salí... no cumpliendo el favor que me pidieron, pero me arrepentí, me giré y le hice saber lo que me dijeron que le dijera.

Caminé rápido, no había más, y él me preguntó un par de cosas, yo las respondí, casi dándole la espalda, 3 o 4 pasos adelante, al final me deseó suerte y yo murmuré un "hasta luego"

"Hasta nunca", pensé.

Fue raro... volverlo a ver.

Conclusiones

Sería estúpido no tomar esta experiencia como un gran apredizaje. Idealicé desproporcionadamente a una persona que no sólo no supo llenar los zapatos de la imagen altísima que tenía en mi cabeza, sino que resultó casi todo lo contrario a lo que yo pensé que era.

Gracias a esta experiencia comencé a acudir al psicólogo, el cual me ha ayudado mucho. Fue mi culpa, me puedo hechar enteramente la culpa de lo sucedido, pero cuando crucé la puerta del consultorio de mi loquero iba destrozada, tal cual, por mi propia culpa, pero urgía que recogiera los pedacitos que quedaban de mi para reconstruirme. Hoy soy más fuerte, no sé si más sabia, pero sí menos ingenua.

A él, sólo le deseo lo mejor, si me lo topo otra vez, le sonreiré y lo saludaré y recordaré lo tonta que fui y lo horrible que él fue. Mi herida ya es una cicatriz.

Zapatos de padrino de pastel

domingo, 9 de agosto de 2009 en 16:11
Cuando uno es joven no mide el poder de las palabras, de verdad.

Ya habrán escuchado del término bully, muy practicado todavía, lamentablemente. Hace rato estaba platicando con mi mamá que sirvió al infame sindicado de maestros por 31 años y me platicaba de cómo eran sus alumnos. Acá donde vivo está rodeado de zonas rurales, pero la gente de mi colonia es basicamente estúpida y creer que viven en Las Lomas, cuando es un fraccionamiento cualquiera de clase media, bueno, el chiste es que en las escuelas primarias de aquí vienen muchos niños de esas zonas rurales, y los chamacos de este fraccionamiento, gracias a su educación casera de 3 pesos, se creen con derecho de burlarse y menospreciar a los que son de los pueblitos aledaños.

Eso me estaba contando mi mamá, y yo pensé que... pues que qué poca madre, ¿no?

Pero me acordé de mis años mozos, en los que yo también estuve inmersa en el mundo del bully. Por desgracia del lado de los malosos, jajaja.

Sí, así tal cual, me creía con derecho de molestar a otros niños por razones bien chafas y hoy me pregunto qué será de esos compañeritos a los que amedentré. Dicen que un bully lo hace para llamar la atención, la mayoría de las veces es cierto, yo lo hacía simplemente porque sentía que podía, ya que era alumna de la escuela donde mi mamá era maestra y me sentía "protegida", qué horrible persona soy.

Eso fue durante primaria y secundaria, en la prepa le bajé de huevos, aunque nunca desperdiciaba la oportunidad de lanzar algún comentario sarcástico hiriente y mala onda. Mi antisocialidad era mucha para entonces.

Fue durante esa época que sucedió lo siguiente. No fui yo, pero pequé de omisión, anyway...

Estaba yo en el aula, no había maestro, y había unos compañeros al frente platicando, en eso entró el ñoño más ñoño de la generación. El chico obviamente era de escasos recursos y claramente de rasgos indígenas, yo nunca me metí directamente con él, pero tampoco voy a decir que el chico era un santo, la verdad se creía la gran cosa porque era matado y nos trataba de idiotas a todos, y pues no caía bien precisamente. Bueno, cuando entró, los otros muchachos le empezaron a gritar:

"¡Que pase el padrino de pastel!"


Porque el ñoño traía unos zapatos de charol horriblísimos, y le comenzaron a hacer burla de eso hasta que lo hicieron llorar. Chale, ahora que lo miró a la distancia, pues no sabemos qué onda en su casa, cómo estaba su situación económica, y eso, pero bueno...

Yo no pude contenerme, me morí de la risa, en lugar de ayudar o al menos guardar la distancia con el insultado. Es que sólo una mente muy retorcida puede encontrar un insulto así para unos zapatos de charol, y una mente igualmente retorcida como la mía puede encontrar eso gracioso. Aún hoy me sigo riendo cuando me acuerdo.

En fin, después me enteré que a pesar de su ñoñez no entró a la facultad de Medicina, donde quería estudiar, y yo que soy un lastre de la sociedad entré sin pedos a la de Arquitectura y Diseño (para después odiar la carrera).

Qué horrible persona soy. Lo sé.

P.D.: No se me olvida, les debo un epílogo

"mi historia", pt. 3

lunes, 3 de agosto de 2009 en 19:13
¿En qué me quedé?, oh, sí, el regalo de navidad.

Después de eso creí que la historia se había cerrardo, que por fin me iba a deshacer de tan terrible agonía amorosa que no me trajo más que malas cosas. Después de un tiempo llegué a llamar a Jota "mi ave de mal agüero", a partir que me fijé en él todo me pasaba, desgracia tras desgracia.

Sin embargo, y como comenté, la carrera no era como que mi hit, así que llevaba arrastrando una materia, no porque la haya reprobado, jamás reciclé a pesar de mi apatía, sino porque jamás la cursé, llamemos a esa asignatura simplemente Photoshop.

Pues bien, tarde o temprano tenía que cursar Photoshop y ese momento era el indicado, en mi tira de materias tenía que meterla y lo hice.

¡Adivinaron!, el encargado de darme Photoshop era Jota.

Yo ya no lo creía, pero decidí no cambiarme de grupo ya que el otro profesor era el causante de mi odio por las salas de cómputo. No iba a estar tan mal, iba a librarme de la sombra de las salas mac, con su calor insoportable y su tedio asqueroso y de paso iba a ver a Jota por 4 horas a la semana. Not bad, not bad at all.

Jamás debí haber cantado victoria de ese modo. Ese semestre fue una pesadilla de principio a fin, y lo acepto, yo tuve la culpa por mi falta de sutileza, sin embargo aun no puedo creer el monstruo en el que él se convirtió.

Para esas alturas yo creía (lo sigo creyendo) que él ya se había dado cuenta que me gustaba, no era normal mi comportamiento a su al rededor.

Todo comenzó con una flor de lo más inocente. Yo la tenía en la mano porque unos compañeros habían hecho una práctica con ella y se las pedí. Él me vio con la flor en la mano, me preguntó sobre ella, me preguntó sobre "si había alguien especial a quien se la daría"

Y mi maldita naturaleza trágica y dramática me hizo responder "sí", para después depositarla en su auto sin que me viera. Un regalo, otro más, uno que decía tácitamente lo que sentía, una señal que sólo un tarado no entendería.

Tiempo después él me confesó no haberla entendido.

No hubo un "gracias", o un reproche, supuse que no le había molestado. Así que cada vez que teníamos clase, la última del día, lo recuerdo bien, deposité rosas, claveles, y cuanta flor encontré.

Hasta que un día, mientras hacía mi estúpida travesura descubrí a alguien (después me enteraría que profesora también, aunque de otra carrera, explíquenme la falta de ética en este asunto) tomándome fotos. Así tal cual, cual delincuente, cual fugitiva.

Yo pensé mil cosas, unas más exageradas que otras, que si me iban a secuestrar, que si era algún tipo de práctica, que si... no sé. Me asusté, muchísimo. Al día siguiente de inmediato tenía que averiguar qué sucedía, mi estómago estaba revuelto y tenía dolor en la nuca. Tenía miedo.

Investigué, muchísimo, pregunté a todo mundo. La persona que me tomó fotos era emisaria de Jota. Me hablaron incluso de mandarme a consejo estudiantil. ¿Pero era tan grave lo que había hecho?

No es sorpresa decirles que mi miedo se acentuó. No sé por qué llegué a tenerle tanto miedo si ahora que lo veo, lo veo... pequeño. Tal vez él tenía más miedo que yo.

No supe qué hacer, estaba tan aterrada que no asistí a clases al día siguiente y sólo fui para enfrentarlo, tenía que enmendar las cosas, aunque no estaba segura de qué había hecho yo mal, no sabía si mi ofensa había sido tan grande como para provocar una reacción así.

Antes intenté mandarle un correo electrónico, explicándole, disculpándome, excusándome. Dando mis razones.

Cuando lo tuve de frente alegó no haber abierto el correo, me dijo que "quería escucharlo de mi", sin mirarlo a los ojos, temerosa, confesé lo que sentía. No era cómo me imaginaba que iba a ser, no fue bonito, fue aterrador, fue horrible. Siempre he utilizado la metáfora que "yo sangraba por la boca y a él sólo le importó que no manchara sus zapatos"

Fue seco, distante, la verdad, ahora que lo veo a la distancia, no podía esperar más de él, sin embargo, el cómo me orilló a eso me pareció atroz, me criminalizó.

Me fui directo a mi casa, estaba cansada, demasiado, sólo quería dormir. Recuerdo que vi a un compañero mientras yo me dirigía a mi auto, me preguntó amablemente que qué me pasaba y le dije llanamente que nada. También siempre diré que él fue el último en verme viva por mucho tiempo.

Y lo odié. Odié a Jota por muchos días, porque me sentí acorralada, porque estaba acostumbrada a ganar y él me ganó de una forma vil. Ese fin de semana lo único que quería hacer era perderme en vodka, ahogarme en alcohol. Ni siquiera recuerdo haberlo hecho, pero le mandé otro mail, donde simplemente lo llamé cobarde por mandar mensajeros a hacer el trabajo sucio.

Obviamente no lo tomó muy bien.

Se hizo grande, una estupidez como una flor se hizo gigante en la escuela. Acudí a una alta autoridad, alguien con quien Jota "me había acusado". Le dije mi parte de la historia, le dije que no pensara que era una loca acosadora. Su sonrisa fue tranquilizadora, me dijo que no debía tener miedo, que una flor no era motivo para llevarme a consejo.

Más tarde, y a pesar que durante la última clase lo vería, Jota fue a sacarme de una clase, junto con la coordinadora de la carrera. El motivo esta vez era el mail. Me reí con cinismo, acepté haberlo hecho, ella, la coordinadora también lo tomó bastante a broma y creo que eso lo enfureció más. Todos se había reído en su cara por lo tonta de su acusación.

Eso, aunque no mejoró mi ánimo, me produjo tranquilidad. Nadie lo estaba pelando, era estúpido por lo que me acusaba. Incluso le llegaron a decir que debía sentirse halagado.

Pero él seguía empeñado en llevar el caso a consejo. No sé quien se adelantó a quien, pero yo era una alumna... peculiar, digamos, y varios profesores me conocían bien, incluso ahora, a más de un año que salí, me ven y me saludan. Sabía más o menos quienes estaban en consejo, hablé con algunos de ellos, diciéndoles si sabían de la intenciones de Jota, algunos estaban enterados, otros no, pero todos me aseguraron que no había de qué preocuparse. Que una alumna idiota esté enamorada de un maestro gay no es motivo para abrir un caso en consejo.

Al menos eso pintaba a mi favor. Sin embargo, mi corazón estaba partido en dos. Ese que mandó a tomar fotos, ese que me fue a "acusar" como niñita, ese que me quería ver juzgada en consejo, ese no era del que yo me había enamorado. Jamás existió del que yo me había enamorado, sólo en mi cabeza.

No comí en varios días, no asistí a clases en varios días (excusa perfecta, ya que odiaba la carrera más que nunca), no hacía nada. La imagen inmaculada de un ángel se vino abajo, por pedazos, frente a mis ojos.

Ahora creo que fue más el shock de saberme tan estúpida como para idealizar a alguien así que la verdadera decepción.

Días después, cuando me digné ir a clases, él mismo pidió que hablaramos a solas. No se dijo nada nuevo, aunque estaba menos... irreconocible, era más dulce otra vez, más tranquilo. Todo acabó en santa paz.

Pero el avatar que cree de él seguía teniendo fuerza en mi cabeza, y mi torpe prosa seguía dedicada a ese efebo, más imaginario que real. Durante un año más seguí dedicando mis líneas y gastando mi tinta por él. Por la imagen de sus ojos negros y su piel del color del papel. Claro, ahora clamaba por el dolor que me había provocado, por los días obscuros y los días largos que padecí por haberme atrevido a fijarme en él. Y sin embargo aun le deseaba la felicidad.

Un año tuvo que pasar para volver a ver lo horrible que en realidad era. Mi único error fue nombrarlo, todas sus letras; su nombre completo.

Llegó a uno de mis antiguos blogs (supongo que googleando su nombre), y leyó lo que ahí yo decía, desde encuentros incidentales con él hasta los textos breves que le escribía. Soy pésima expresándome, pero cuando lo hago en forma de palabras, aunque aun burdo y simplón, me expreso mejor (creo).

Una tarde, aquella alta autoridad que antes me había consolado, me dijo que había problemas otra vez, yo me pregunté "¿ahora qué chingados?", me explicó lo de los blogs, y yo, con todo el dolor de mi corazón, borré una cantidad de información valiosa (porque era mía, era valiosa simplemente porque era mía) sin siquiera respaldarla.

Al día siguiente de inmediato le informé que estaba hecho, que no debía haber problemas y él me dijo que así lo esperaba.

Después de esa breve conversación, yo bajaba por las escaleras cuando Jota iba subiendo y me dijo que necesitaba hablar a solas conmigo. "Ya sé para qué", le dije.

Nos fuimos a unas escaleras no tan concurridas y nos sentamos. En ese instante no había nada extraño, me dijo que "alguien" le había llevado algo, y me mostró un fólder con todo mi blog impreso. Sí, así, con las partes donde lo mencionaba subrayadas, con información sobre mis amigos, mis seres queridos, mi vida. Era un trozo de mi vida.

Mi reacción obvia, al ver eso fue "qué gente tan enferma", él tuvo el descaro de estar de acuerdo y mirándome a los ojos me dijo, me aseguró que "era alguien que quería hacerme daño", pero que él lo dejaría pasar, que no pasaba nada, todavía tuve la bondad de bromear con él.

Pero no, yo debía saber, quién le había entregado esos documentos era la misma persona que le había dado el pitazo a la alta autoridad que siempre me apoyó. Fui a verlo y le pregunté, desesperada, que quién había sido.

"Fue él", me respodió con decepción, tal vez decepción de saber que esos eran los catedráticos de la escuela, o tristeza de que un asunto tan insignificante se hubiera hecho tan grande, o cansancio que una estupidez de un año atrás siguiera dando frutos. Pero también recuerdo lo que me dijo después: "mientras yo esté en esta oficina, él no te va a hacer nada"

Jota tuvo el descaro y la cobardía de mentirme mirándome a los ojos, asegurarme que no sabía quien le había dado esos documentos. Es un... marica. Antes jamás lo llamé así, hay una diferencia abismal entre ser gay y ser un maricón, hay hombres heterosexuales que son maricas por cobardes, él es gay y marica.

Terminé la carrera sin voltearlo a ver si quiera, decepcionada que, mi primer amor, mi gran amor platónico, resultara un tipo tan patético.

Hoy, más de un año después, volteo a ver todo eso y me da risa, me doy cuenta que sí, que yo cometí muchísimos errores, pero que actuar como lo hizo él, como una niña llorona a su edad no tiene excusa, es un idiota.

Fin.

P. D.: ¡Va a haber epílogo!

"mi historia", intermission

sábado, 1 de agosto de 2009 en 17:22
Pues bien, gracias por leer la experiencia que a mi corta edad más me ha marcado, la parte 3 será la más larga, pero también cuando las cosas se tornan feas, sin embargo ahorita no tengo cabeza para muchas cosas, así que la parte final vendrá hasta el lunes, jeje, soy mala y los hago esperar demasiado.

Debo aclarar que estoy escribiendo esta anécdota como si se las estuviera platicando, no le estoy echando mucha crema a mis tacos, a veces hasta se me van faltas de ortografía, también debo decir que todo, absolutamente todo es verídico, cuando lean la parte 3 verán por qué aclaro esto, ya que va a haber cosas que les parecerán exageradas. He decidido, por propia seguridad, y cuestiones personales, omitir ciertos puntos, pero de todos modos entenderán a la perfección.

Quiero agradecer a Jota, que sin él no existiría esto, jajaja, espero que no se enoje como la otra vez, chaaaale...

Saludos!

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