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Como ventilé aquí y en twitter y en todos lados, tuve un accidente automovilístico; ustedes no están para saberlo ni yo para contarlo, pero los autos son mi pasión más grande después de la música, y pues a medida de mis posibilidades voy cambiando de nave, primero tuve un compacto muy popular en México (un Chevy C2 2007, pues), pero pues quería algo mejor, en Diciembre del año pasado tuve suerte que de Navidad me regalaran el enganche para algo más grandecito... y era yo muy feliz, 150 caballos de fuerza, comfort, seguridad, etc., lo tenía todo... y por cuestiones que no discutiré, todo se fue al caño en segundos, estuvo en agencia luchando como un valiente hasta que finalmente hoy lo dieron como pérdida total. Y lloré mucho.

Un auto para mi es más que un transporte, es un amigo, un cómplice, un aliado, es reflejo de nuestras personalidades, y para algunos cuantos, una verdadera pasión, como para mi. Podría echarme un choro de por qué para mi es eso, pero hoy no.

En fin, he aquí un tributo para el que bauticé en aquel no tan lejano Diciembre de 2008 como Príncipe Azul.

El Príncipe ha muerto, larga vida al Príncipe.

P.D.: Espero que si todo sale bien, el Blanco Corcel (Marinho dixit) llegue pronto :)